sábado, 29 de octubre de 2022

AMADIS DE GAULA

 

El Amadís de Gaula es una obra maestra de la literatura medieval fantástica en castellano y el más famoso de los llamados libros de caballerías, que tuvieron una enorme aceptación durante el siglo XVI en la península ibérica. 

El autor
 
Garci Rodríguez de Montalvo (Siglo XV) fue un escritor español que debe su fama al Amadís de Gaula, la mejor y más célebre novela de caballerías en lengua castellana. Aunque no fue el creador del inmortal caballero, Garci Rodríguez de Montalvo dio forma definitiva a su historia, al elaborar una refundición del texto antiguo de los tres primeros libros del Amadís de Gaula, cuyo tono ligero atenuó imbuyéndole un carácter moral; el cuarto libro, que trata de la monarquía universal, ha de considerarse íntegramente o casi íntegramente suyo, al igual que el quinto, que contiene una continuación del Amadís de Gaula protagonizada por el hijo de Amadís y titulada Las sergas de Esplandián.
Los personajes principales

Amadís: Valiente caballero de Bretaña
El rey Perión: padre de Amadís
La princesa Elisena: madre de Amadís.
Galaor: hermano de Amadís; hijo del rey Perión.
Lisuarte: rey de Gran Bretaña.
Brisena: reina de Gran Bretaña.
Oriana: hija de los reyes de Gran Bretaña, amada de Amadís.
Urganda: una maga
Arcalaus: un mago 

El personaje Amadís como héroe caballeresco

Prototipo del héroe caballeresco, las cualidades que culminan en Amadís le dan una fisonomía demasiado perfecta para poder ser de carne y hueso y poseer rasgos característicos y diferenciales. Es el más valiente, el más cortés, el más fiel de los vasallos, el más cumplido enamorado, el amigo más leal, el hombre más justo. Su espada, siempre victoriosa, lucha por la patria, por la fe y por el amor; defiende a los necesitados, protege a doncellas, viudas y huérfanos, abate el orgullo de los soberbios y la maldad de los perversos, derrota a gigantes y monstruos fabulosos y combate contra poderes mágicos.
El hombre se convierte así en paradigma. La misma inverosimilitud de algunas de sus aventuras se halla plenamente justificada por lo irreal de su figura. Un hombre tan perfecto no puede vivir y combatir como un hombre normal. El amor de Amadís por la sin par Oriana nace cuando el héroe, que entonces se llama el Doncel del Mar, tiene sólo doce años, e informa toda su vida, justificando sus combates y empresas y procurándole continuas amarguras. Amadís resiste victoriosamente la prueba del Arco de los Leales Amadores, impregnada de magia y de simbolismo, y se convierte así en el emblema del perfecto enamorado. Cuando la maledicencia y las calumnias de un enano hacen creer a Oriana que Amadís le ha sido inflel, los enamorados adquieren trazos más personales y definidos, aunque continúan envueltos en retóricas frondosidades de celos y desesperación. Los llantos, suspiros y desesperación de Amadís en esta ocasión superan todo lo imaginable y van seguidos por su famosa penitencia en la Peña Pobre. 




El argumento del Amadís de Gaula

Al principio de la era cristiana, vivió en Bretaña un rey llamado Garinter, quien había casado a su hija mayor con el rey de Escocia; pero su hija más pequeña, Elisena, no encontraba atractivos en ninguno de los pretendientes que llegaban a la corte. Un día su padre hospedó al rey de la Gaula, Perión, al que había visto derrotar a dos poderosos caballeros y matar a un león. Éste y la princesa bretona se enamoraron, y con la ayuda de su doncella Darolieta, Elisena y su amado tuvieron un encuentro secreto en los jardines del palacio. Diez días después, el rey Perión se marchó.
Pasados nueve meses, Elisena dio a luz un niño, y gracias a la inestimable colaboración de  Dalioreta, logró encubrir su desliz. Fue esta la última quien llevó al niño a un río que fluía cerca del palacio, y lo depositó en una barca. Al recién nacido le acompañaban la espada de su padre, un anillo, y un pergamino que lo llamaba Amadís el eterno, y lo declaraba hijo de un rey. La barquilla llegó hasta el mar, donde por suerte la vio el caballero Gandales, que iba rumbo a Escocia. Recogió al niño Amadís, a quien llamó “el Doncel del mar”, y lo educó junto a su hijo Gandalín.
Cuando Amadís tenía tres años, Gandales salvó a la maga Urganda de un caballero que la perseguía, y el hada le vaticinó que su hijo adoptivo se convertiría, con el tiempo, en la flor de la caballería, en el más honorable caballero del mundo, y le prometió que lo ayudaría en cualquier momento en que lo necesitase.  Al cumplir Amadís  siete años, el rey de Escocia , Languines, se lo llevó a su corte para educarlo entre sus caballeros. Cinco años después, pasaron por esas tierras los reyes de Inglaterra, Lisuarte y Brisena, quienes se dirigían hacia sus territorios a tomar posesión de ellos. La real pareja solicitó del rey de Escocia que le permitiera dejar con él a su hija Oriana.
Languines consintió encantado, y le asignó a la princesa, como escudero al Doncel del Mar. Los dos niños se enamoraron tan profundamente, que su amor no sería destruido ni por el tiempo ni las tribulaciones. Para hacerse digno de Oriana, Amadís decidió hacerse armar caballero. Oriana, para ayudarlo en su empeño, solicitó del viejo amigo de su padre, el rey Perión, que se hallaba en Escocia en busca de auxilio contra su enemigo el rey de Irlanda, que armara caballero a Amadís. Así lo hizo el rey Perión, sin saber que hacía este honor a su propio hijo, y sin saber Amadís que lo recibía de su propio padre. Entonces salió en busca de aventuras y con la esperanza de conquistar la fama.
En un bosque se encontró con Urganda, quién lo proveyó de la lanza con la que más tarde rescataría al rey Perión de las manos de unos caballeros irlandeses, además de jurar que auxiliaría al rey siempre que se hallase en peligro. Muchas otras aventuras siguieron a ésta, a cuál más fantástica y extraordinaria. La más peligrosa fue probablemente aquella en la que tuvo que enfrentarse a Galpano y a sus dos hermanos, quienes tenían por costumbre asaltar y robar a los viajeros; y de estos encuentros el noble Amadís salió tan mal parado, que sólo gracias a los cuidados de un buen amigo logró recuperar la salud.
Mientras Amadís buscaba la fama, sus padres se habían casado. Del pasar haber perdido a su primer hijo, los consoló la llegada de un segundo varón, Galaor. Y para mayor felicidad, reconocieron en Amadís, el valiente caballero que tan bien había defendido siempre al rey, a su hijo abandonado. El feliz suceso ocurrió durante las fiestas de celebración por la victoria sobre los irlandeses, a cuyo paladín el joven había derrotado, y en las que portaba el anillo que su madre había puesto con sus pertenencias al abandonarlo. Amadís sin embargo, permanecía triste, pues no se consideraba digno de su amada Oriana. Cuando se encontraba visitándola en Vindilisoria, lo llamaron con urgencia para que fuera al rescate de su hermano Galaor; pero no hubo tal llamado, pues en realidad fue un truco del mago Arcalaus, quién mediante encantamientos desarmó al caballero.
A Oriana la visión de Arcalaus en el caballo de Amadís y portando sus armas, casi le cuesta la vida; sólo nuevas noticias de las hazañas de su amado le retornaron el halito. Pero Arcalaus no cesaba, e hizo desaparecer al rey Lisuarte, para poder raptar así a Oriana, quen fue rescatada por Amadís y su hermano Galaor, a quién el propio Amadís había armado caballero.
Pero ni esta hazaña, ni la de haber rescatado a la reina de Brisena del traidor Barsinan que se había apoderado del reino, lo hicieron merecedor de la mano de Oriana ante los ojos del rey Lisuarte, que había reaparecido. Con otros caballeros partió hacia Isla Firme, donde se encontraba Apolidón, hijo del rey de Grecia. Aquí este último había encontrado refugio tras fugarse con la hija del Emperador de Roma. En esta tierra recibió Amadís un mensaje de Oriana en el que firmaba como la dama a la que la espada de Amadís le había atravesado el corazón. Se describía así por haber prestado oídos a las insidias de un enano malvado que alegaba que Amadís le era infiel.
Tal fue el sufrimiento del caballero, que cambió su nombre por el de Beltenebros, y se refugió en una ermita en la Roca Pobre, convencido de que Oriana lo había injuriado. Para que mayor fuera el equívoco, Lisuarte había concedido la mano de su hija al Emperador de Roma. Al conocer Amadís que Oriana era transportada a Roma en una flota, se lanzó a su encuentro, y bajo el nombre de “El caballero griego” derrotó la flota y llevó a Oriana de retorno a Inglaterra. Lo único que pidió a cambio fue que no establecieran de nuevo alianzas tan dispares. El rey consideró el hecho como una afrenta y atacó Isla Firme. El mundo de la caballería se dividió en dos frentes. Arcalaus, que odiaba tanto a Amadís como al rey de Inglaterra, quiso aprovechar la situación y convenció al rey Arábigo, que se lanzó al pillaje. Amadís, advertido de la situación por el caballero Esplandián, salió en ayuda del rey de Inglaterra. Con este gesto la enemistad quedó atrás, y Amadís y Oriana se pudieron casar en Isla firme. Pasaron bajo el Arco del Verdadero Amor - lo que sólo podían hacer los amantes fieles -, y se encontraron en una cámara nupcial mágica custodiada por unos caballeros invisibles. 

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